Ciudadanía Digital
95% de los adolescentes tiene acceso a un teléfono inteligente y el 45% dice que está en línea "casi constantemente". Ayudar a nuestros estudiantes a convertirse en buenos ciudadanos digitales es importante.
La ciudadanía digital es mucho más que seguridad en línea, o una larga lista de prohibiciones. También se trata de las tareas que ayudan a crear ciudadanos digitales reflexivos y empáticos que pueden luchar con importantes cuestiones y cuestiones éticas.
Utilice los enlaces a continuación para obtener más información sobre el mundo digital que exploran nuestros estudiantes.
Acoso Cibernético
El acoso cibernético, el uso de la tecnología para acosar, amenazar, avergonzar o atacar a otra persona, puede ser un subproducto desafortunado de la comunicación digital. Aunque generalmente es fácil de detectar, por ejemplo, un mensaje de texto o una publicación en una red social parece amenazante o cruel, a veces también puede ser menos obvio. Un acosador podría hacerse pasar por una víctima en línea, por ejemplo, incluso abrir una cuenta falsa con el fin de publicar información hiriente o vergonzosa sobre otra. Es importante conocer este comportamiento y estar atento al enseñar a los jóvenes cómo detectarlo e informarlo.
El 59% de los adolescentes estadounidenses han sido acosados o acosados en línea.
El 42% de los adolescentes dicen que han sido llamados nombres ofensivos en línea.
El 90% cree que el acoso en línea es un problema.
Conciencia Digital Para Padres
El mundo digital está en constante evolución con nuevas plataformas, aplicaciones y dispositivos de redes sociales, y los niños y adolescentes suelen ser los primeros en usarlos. Algunas cosas negativas que pueden ocurrir incluyen el acoso cibernético, el sexting, la publicación de mensajes o contenido de odio y la participación en conversaciones grupales negativas. Si su hijo publica contenido dañino o negativo en línea, no solo puede dañar a otros niños; puede afectar su reputación en línea, lo que puede tener implicaciones negativas para su empleo o admisión a la universidad.
Si bien es posible que no pueda monitorear todas las actividades de su hijo, hay cosas que puede hacer para prevenir el acoso cibernético y proteger a su hijo del comportamiento digital dañino:
100pre — siempre
a10 — adiós
a2 — adiós
ac — hace
aki — aquí
amr — amor
aora — ahora
asdc — al salir de clase
asias — gracias
b — bien
bb — bebé
bbr — bbr
bs, bss — besos
bye — adiós
b7s — besitos
c — sé, se
cam — cámara
cdo — cuando
chao, chau — adiós
d — de
d2 — dedos
dcr — decir
dew, dw — adiós
dfcl — difícil
dim — dime
dnd — dónde
ems — hemos
ers — eres tú
ers2 — eres tú
exo — hecho
eys — ellos
finde — fin de semana
grrr — enfadado
fsta — fiesta
hl — hasta luego
hla — hola
iwal — igual
k — que, qué
kbza — cabeza
kls — clase
kntm — cuéntame
km — como
KO — estoy muerto
kyat — cállate
m1ml — mándame un mensaje luego
mim — misión imposible
msj — msnsaje
mxo — mucho
nph — no puedo hablar
npn — no pasa nada
pa — para, padre
pco — poco
pdt — piérdete
pf — por favor
pls — por favor
pq — porque, porqué
q — que, qu.a
q acs? — ¿Qué haces?
qand, qando — cuando, cuándo
qdms — quedamos
q plomo! — ¡Qué plomo!
q qrs? — ¿Qué quieres?
q risa! — ¡Qué risa!
q sea — qué sea
q tal? — qué tal
sbs? — ¿sabes?
salu2 — saludos
sms — mensaje
spro — espero
t — te
tas OK? — ¿Estás bien?
tb — también
tq — te quiero
tqi — tengo que irme
uni — universidad
vns? — ¿Vienes?
vos — vosotros
wpa — ¡Guapa!
xdon — perdón
xfa — por favor
xo — pero
xq — porque, porqué
ymam, ymm — llámame
Cuando se habla sobre los medios sociales, es importante que los adultos y los muchachos hablen el mismo idioma. Cuando los adultos hablan de acoso cibernético (cyberbullying), los muchachos pueden interpretarlo como drama digital. Pero no es trivial. El drama digital se gesta fuera del mundo digital y luego estalla en internet, cuando los muchachos se sienten lo suficientemente fuertes para decir o hacer cosas que no harían ni dirían cara a cara. Supervisar y observar cuidadosamente a los muchachos cuando ellos interactúan con la tecnología los puede ayudar a asegurar que las conversaciones con ellos sean productivas.
Pregúntenles cómo están... y luego vuélvanles a preguntar
Parece simple, pero pregúntenles a sus hijos cómo están a diario. Además, observen si hay señales que revelan que están siendo víctimas del drama digital —un cambio en el estado de ánimo o en el comportamiento— cuando sus hijos interactúan con su teléfono y otros dispositivos. Puede ser que estén absorbiendo, de una manera no muy sana, mensajes sociales casi imperceptibles. Hagan muchas preguntas para determinar cómo sus hijos usan los medios e interactúan con la tecnología. ¿Cuáles son sus herramientas favoritas? ¿Por qué valoran la tecnología? ¿Cuáles son algunos de los beneficios, así como desventajas, de nuestro mundo que opera las 24 horas del día?
Presionen el botón de «pausa»
Si su hijo es el recipiente del comportamiento dañino de otra persona en línea, anímenlo a que transfiera el caso fuera de internet. Puede ser tentador continuar la conversación en línea; sin embargo, cara a cara podría ser mucho más constructivo. La falta del lenguaje corporal, de las expresiones del rostro y del tono de voz en la comunicación en línea pueden crear malentendidos fácilmente. Alienten a sus hijos a ponerse «en los zapatos de la otra persona» para asegurarse de que están considerando todos los puntos de vista posibles. Transferir el caso fuera de internet por lo menos le dará a su hijo el tiempo para pensar cómo actuar —en lugar de simplemente reaccionar—.
Dense cuenta de lo que en realidad está sucediendo
Con la popularidad que tiene el compartir fotos, los chicos frecuentemente tienen la prueba de que no fueron incluidos... lo que conlleva al sentimiento de exclusión. Imagínense a su hijo viendo una foto de sus amistades cenando y de pronto darse cuenta de que no fue invitado. Si bien es cierto de que no todas las personas están incluidas en todas las actividades, es duro para los muchachos entender eso, y a menudo lo único que necesitan es que alguien los escuche o realizar una actividad social alternativa. Desafortunadamente, algunos muchachos comparten fotos en línea e intencionalmente etiquetan a los chicos que no fueron invitados —lo cual es un mensaje de exclusión no tan sutil—. En esos casos, muéstrenle su apoyo a sus hijos, y conversen sobre algunas estrategias para subsanar una mala actitud o disipar una pelea.
Los medios sociales hacen que hoy sea muy sencillo compartir fotos. A los chicos les encanta ver las fotos de sus amigos, compartir momentos espontáneos visualmente y simplemente mantenerse en contacto. Sin embargo, los muchachos no siempre piensan bien sobre lo que comparten. Las fotos que ellos pensaron que serían privadas fácilmente se convierten en públicas. Del mismo modo, las fotos que ellos escogen pueden afectar a otros también. Juntos, conversen sobre la importancia de mostrar respeto por sí mismos y por otros cuando comparten fotos en internet.
Juntos, establezcan límites
Conversen sobre los valores y expectativas de la familia en lo que se refiere a compartir fotografías. Las fotos que muestran comportamiento que es ilegal son claramente inaceptables (por ejemplo: menores de edad tomando alcohol o enviando mensajes de texto mientras manejan un auto). Pero ponerse de acuerdo en los límites de otras fotografías —como por ejemplo: fotos de su hija en bikini o su hijo haciendo un gesto grosero delante de la cámara— puede ser más complicado. Empiecen por conversar sobre las posibles consecuencias de compartir este tipo de fotos. ¿Cómo afectarán estas a la reputación de sus hijos? Recuérdenles a sus hijos que una vez que ellos comparten una foto en internet, la fotografía está fuera del control de ellos. Las fotos podrían verlas los padres de sus amigos, una autoridad de Admisiones en una universidad o un futuro empleador. Cualquier persona puede encontrar fácilmente lo que compartimos en internet. A menudo lo que compartimos termina en manos de aquellas personas a las que no teníamos la intención de dirigirnos, y fácilmente se toma fuera de contexto. Por último, lo compartido permanecerá de por vida; es decir, puede volver a salir a la luz en cualquier momento.
Recuérdenles a sus hijos que consideren el impacto que tiene una foto en las personas que están en la foto
Puede ser que no sea realista esperar que sus hijos obtengan el permiso de todos antes de compartir una fotografía, pero es una valiosa meta. Cuando ellos estén por compartir una foto que alguien acaba de tomar, recomiéndenles que paren y pregunten: «Oigan, voy a compartir esto en Instagram. ¿Está bien con todos ustedes?». Pídanles a sus hijos que piensen honestamente si cada persona en la foto va a sentirse cómoda si la foto se comparte en internet. Si ellos no juzgan correctamente y alguien les pide que saquen la foto de internet, díganles que ellos tienen que sacar la foto. La mejor manera de que entiendan este concepto es dándoles un ejemplo concreto. Si ustedes quieren compartir una foto de sus hijos que tomaron recientemente durante unas vacaciones, primero pídanles permiso para hacerlo o pregúntenles qué piensan al respecto. Esta actitud también es una gran oportunidad para demostrarles este tipo de respeto a sus hijos.
Recomiéndenles a sus hijos que conversen cara a cara con la persona que comparte una foto poco halagadora
Compartir fotografías en internet es parte del mundo de hoy y no participar en esto es prácticamente imposible. Aún si sus hijos escogieran no compartir fotos en internet, probablemente sus amigos compartirán fotografías donde ellos salen. Sin embargo, puede ser difícil pedirles a otros que no compartan fotos en internet o que las saquen. Si su hijo no sabe qué decir, ustedes le pueden dar el siguiente ejemplo: «Te cuento que ya saqué mi nombre de la etiqueta de la foto que compartiste, pero me pregunto si no te molestaría sacar la foto de internet. No es mi foto favorita y preferiría que no estuviera en [Facebook/Instagram/ etc.]. Realmente te lo agradecería mucho.» Ayudaría tener la conversación personalmente, cara a cara, para que no termine siendo un problema más en línea.
Tómenle el pulso a lo que publica su hijo.
Es fácil entrar en pánico al observar cómo los jóvenes posan y hacen muecas frente a las cámaras y pensar que sus comportamientos son señales de narcisismo o egocentrismo. Pero antes de sacar conclusiones precipitadas, consideren hacerles las siguientes preguntas a sus hijos y escuchen sus respuestas con atención: (1) ¿Por qué te gusta tomarte selfies? (2) ¿Qué tipo de selfies te gustan? ¿Qué tipo de selfie no te gusta? (3) ¿Cómo decides qué selfies compartir? ¿Dónde y cómo compartirías un selfie? (4) ¿Qué hacen o dicen tus amigos por lo regular cuando publicas un selfie? ¿Alguna vez has recibido una reacción que no esperabas? Al tomarle el pulso a las publicaciones de sus hijos, ustedes pueden determinar si los selfies de sus hijos son realmente motivo de preocupación o no, y pueden adaptar sus respuestas según aplique. Si las imágenes que ellos proyectan son de preocupación para ustedes, explíquenles por qué. Si la cantidad de fotografías parece ser un problema, respondan de la misma manera que lo harían si su hijo pasara horas frente al espejo.
Clarifiquen las expectativas de la familia.
Los selfies son solo un tipo de fotografías que los jóvenes toman y comparten, pero ustedes pueden usar esto como una oportunidad útil para iniciar una conversación acerca de las huellas digitales que uno deja en el internet y sobre las imágenes que los jóvenes deben y no deben compartir en línea. ¿Existen actividades específicas que los jóvenes nunca deben fotografiar? ¿Existe una diferencia entre las fotografías que ellos tienen permiso para tomar y las que pueden compartir en línea? Cuando ustedes clarifican sus expectativas, ustedes ayudan a que los jóvenes piensen bien sobre situaciones potencialmente comprometedoras antes de que se presenten —en vez de pensarlo después de que la imagen se haya hecho viral.
Aliéntenlos a ser consumidores críticos.
Sabemos que los jóvenes se ven afectados por el contenido y los comentarios que ven en sus muros, pero ustedes pueden ayudarlos alentándolos a ser consumidores críticos. Ayúdenlos a entender que las personas no son tan perfectas y felices como se ven en los medios sociales. Motívenlos a tener un ojo crítico con respecto a lo que ven en línea: pregúntenles qué piensan sobre alguna imagen en particular que algún amigo ha publicado en línea, y qué tipo de reacción creen ellos que ese amigo esperaba de los demás. Inviten a los jóvenes a que analicen qué tipo de publicaciones los hace sentir mejor sobre sí mismos y qué tipo de publicaciones los hace sentir peor. Reconozcan también que los comentarios que los jóvenes hacen y reciben en línea a menudo se basan solo en la apariencia física. Cuando den sus comentarios en casa, asegúrense de enfocarse en aspectos que resaltan las mejores cualidades de sus hijos, y ayúdenlos a que practiquen dar comentarios de refuerzo positivos a sus amigos sin basarse solo en la apariencia física.
¿Cómo las experiencias de los adolescentes en los medios sociales influyen en su imagen corporal? En la actualidad los adolescentes no solo tienen la capacidad de compartir sus pensamientos, sus fotos y sus videos, sino que también pueden recibir los comentarios y opiniones de otras personas 24 horas al día. En los medios sociales los jóvenes también tienen acceso a un interminable flujo de fotos y publicaciones de otras personas —y no olvidemos que a menudo son fotos cuidadosamente seleccionadas y en las que sus amigos salen «perfectos»—. Debido a su edad, no es una sorpresa que los jóvenes se vean tentados y atraídos por los comentarios de sus amigos y la oportunidad de recibir aprobación social. Pero los medios sociales crean retos sin precedentes para los padres en la crianza de sus hijos, particularmente en lo que se refiere a su imagen corporal.
Pregúntenles a sus hijos adolescentes cómo deciden qué fotos de ellos mismos van a compartir.
Una identidad perfectamente creada en línea parece que no tomara trabajo. Sin embargo, en realidad las personas piensan bastante en lo que compartirán, y le dedican una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a la imagen que proyectan. Pídanle a sus hijos que piensen en un día que fue difícil para ellos o un día en que ellos no se sentían atractivos: ¿lo compartieron en línea? ¿Por qué o por qué no? ¿Pueden acordarse del día cuando un amigo compartió una foto que no era perfecta? Consideren abrirse en cuanto a su propio proceso sobre qué comparten y qué no comparten. ¿Qué es lo que nos motiva a todos nosotros a compartir en línea, o a no compartir, algunas tomas de nuestra vida?
Recomienden a sus hijos a mirar fotos y hacer comentarios con ojo crítico.
Existen dos maneras principales en las que los medios sociales pueden tener un impacto en los adolescentes en lo que se refiere a su imagen corporal. Primero, debido a que los jóvenes ven muchísimas fotos favorecedoras de otros en línea, ellos podrían empezar a creer que todo el resto de personas siempre se ven hermosas y perfectas. La segunda manera es a través de los comentarios que los jóvenes reciben individualmente de sus fotos. Ellos pueden empezar a creer lo que las personas dicen de ellos, o incluso sentirse inseguros cuando nadie hace comentarios. Contrarresten la percepción de que todos los demás siempre están listos para la cámara explicándoles cómo las fotos no cuentan la historia completa, podrían haber sido alteradas digitalmente, o simplemente sacadas fuera de contexto. Ayuden a sus hijos a manejar los comentarios en línea haciéndoles preguntas sobre las fotos que ellos ven y los comentarios que ellos reciben.
Halaguen a sus hijos por otras cosas que no sean su aspecto físico.
Parece obvio, pero ustedes tienen que ayudar a contrarrestar los comentarios que sus hijos reciben en línea. Puede ser embriagador recibir «me gusta» y comentarios positivos en respuesta a una foto favorecedora. Traten de que sus comentarios se centren en otros aspectos de la identidad de sus hijos —habilidades, pasatiempos e intereses—. Aliéntenlos a crear una huella digital positiva en línea, presentando una identidad equilibrada que resalte toda su personalidad.